Cuando se conquista un lugar es normal crear lugares para que vivan los nuevos pobladores de la tierra tomada.
Tras la conquista de un territorio los nuevos pobladores tienden a crear nuevas edificaciones para que sirvan como sus viviendas u otras necesidades y un ejemplo es el Palacio de Nava de la tinerfeña localidad de San Cristóbal de La Laguna.
El origen de este sitio se sitúa en un solar que a partir de 1500 pertenecía a Jorge Grimón, conquistador de Tenerife, pero no sería hasta 1585 cuando se levanta un primer inmueble que se reforma durante el siglo XVII pero para 1776 Tomás Nava y Grimón y Porlier decide reformarlo por completo dándole la imagen que hoy conserva.
De esta manera lo que ahora se observa es un edificio de planta rectangular y dos niveles cuya está fachada cubierta de cantería con fajas de almohadillado en las esquinas. La planta baja posee la puerta principal la cual es adintelada y se flanquea por columnas pareadas corintias sostenidas por un plinto con ornamentación romboidal. Sobre ella aparece el escudo de los Grimón tallado sobre el friso del cual parte la segunda planta recorrida por balcones de rejería con base de piedra sobre canes en forma de S tendida, las ventanas se decoran con pilastras toscanas molduradas y frontón triangular muy al estilo neoclásico. Sobre ellas aparece frontón semicircular partido rodeado por dos gárgolas y en cuyo centro aparece el escudo de los marqueses de Villanueva del Prado flanqueado por dobles columnas salomónicas pareadas y culmina con una cornisa retranqueada con remates de pagoda y roleos en el ápice.
Desde aquí se pasa a un interior conformado por un zaguán que da paso a un patio principal cuya parte baja posee columnas con plintos decorados en sus cuatro caras y capiteles corintios que sujetan una segunda galería. Tras su crujía aparece otro patio donde hay una escalera de mármol abalaustrada de tres tramos que da acceso a la planta alta donde hay un artesonado ochavado con el escudo familiar en el almizate que combina el mudéjar con el estilo portugués. Todo se completa con las estancias palaciegas y una huerta posterior.
Actualmente es de propiedad pública pero está abandonado y aunque es Bien de Interés Cultural su estado de conservación no es bueno (huerta descuidada, cielos rasos deteriorados y colapsados, patio principal con daños estructurales, balcones corroídos...) lo que le ha valido ser incluido en la Lista roja de patrimonio en peligro de la asociación para la defensa del patrimonio Hispania Nostra.
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