España debido a su gran tradición cristiana es una tierra en la que se han descrito multitud de milagros, prodigios que muchas veces han llevado a crear iglesias en los lugares donde ocurrieron y un ejemplo es la Ermita de la Virgen del Pueyo ubicada en la zaragozana localidad de Villamayor de Gállego.
El origen de este sitio se sitúa en el siglo XV cuando Gerardo, un pastor natural de Villamayor, paseaba con su ganado por un cerro (en zonas de Navarra y Aragón se les conoce como pueyos) cercano al pueblo cuando de repente se le apareció la Virgen quien le dijo que fuera a contarle este hecho a sus vecinos. Rápidamente Gerardo fue a cumplir su cometido pero nadie le creyó así que volvió a subir a ve r a la Virgen para contarle que no le hacían caso. María entonces le dijo que bajara de nuevo a Villamayor y que se pusiera con los brazos en cruz ya que nadie podría bajárselos. Una vez allí lo hizo y efectivamente nadie podía deshacer esta forma. Tras ello fueron a avisar al Arzobispo de Zaragoza y ya con él subieron a ver la imagen de la Virgen la cual se llevaron a la iglesia para custodiarla para crear un nuevo santuario.
Prontamente empezaron a buscar un lugar y lógicamente pensaron en el pueyo pero su terreno no era propicio así que lo trasladaron a sus pies, sin embargo la Virgen quería que fuera arriba así que por tres veces lo construido por el día se derruía por la noche de manera misteriosa. Finalmente se construyó arriba. Aquí surge otra pequeña leyenda que cuenta que en el traslado de la imagen apareció el Papa San Gregorio Magno (muerto el 12 de marzo del 604) para encabezar la procesión hecho que hizo que se convirtiera en copatrono de Villamayor.
Lo que aquí se observa es un templo de estilo mudéjar construido en el siglo XV que se amplió en el XVI y remodeló en el XVIII. De esta manera en su exterior no queda nada de su primitivo mudéjar salvo una sencilla torre rectangular (con vanos de medio punto y rematada en chapitel de cerámica vidriada verde y blanca) a la que se le acoplaron una escalinata y un atrio, cuadrado abierto en tres arcos de medio punto, que da paso a la entrada principal. De aquí se pasa a un interior de una sola nave con capillas laterales en las que se pueden ver cuadros y tallas policromadas pero sin duda destaca una reliquia de Santa Lucía. Todo se completa con una hospedería de ladrillo construida en 1759 con planta rectangular de tres niveles y que se conoce como "de la Duquesa de Hijar" ya que ella donó el terreno para acoger a los peregrinos que a la ermita fueran.
Actualmente la ermita es atendida por monjas y posee un gran estado lo que le ha valido ser lugar de interés histórico.
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