Desde el inicio de las sociedades se han creado lugares donde enterrar a sus muertos, sitios que a lo largo de la historia han ido evolucionando convirtiéndose algunos en auténticos museos al aire libre de arte funerario. España cuenta con algunos de estos camposantos monumentales y un ejemplo es el barcelonés cementerio de Montjuïc también conocido como cementerio Nuevo o cementerio del Sudoeste (en catalán cementiri de Montjuïc, Nou o del Sud-oest).
El origen de este sitio data del siglo XIX cuando Barcelona estaba sufriendo una gran escasez de espacio en los cementerios que disponía, por ello le encargó al arquitecto municipal Leandre Albareda que creara uno nuevo. De esta manera creó un diseño en el cual mezcló elementos neoclásicos e historicistas con toques modernistas que tan en boga estaban en la época.
En cuanto a su ubicación se eligió la montaña de Montjuïc donde se empezaron a expropiar terrenos agrícolas y militar para comenzar unas obras que empezaron en 1882 y culminaron con su inauguración el 17 de marzo de 1883.
De esta manera se creó un cementerio de 560 000 m² con forma irregular para adaptarse al terreno en el cual se ven varias calles que llevan a través de un recinto católico, otro de otras ramas del cristianismo, uno para otras religiones y uno acofensional (para ateos, suicidas y muertos en duelos). En su interior también se halla el llamado Fossar de la Pedrera para ubicar a 4000 represaliados de la dictadura y un Museo de Carrozas Fúnebres (13 carrozas fúnebres, 6 carruajes de acompañamiento y tres coches a motor) el cual fue abierto en 1970 en el Tanatorio Sancho de Ávila y trasladado aquí en 2013.
Pero aparte de todo esto este cementerio es bastante conocido por las esculturas y panteones que en él se hallan y es que como rápidamente se convirtió en el favorito de las celebridades catalanas o afincadas en Cataluña (se puede encontrar al compositor Isaac Albéniz, el fundador del FC barcelona Joan Gamper, el pintor Joan Miró, la escritora Ana María Matute o el escritor Carlos Ruiz Zafón entre otros muchos) se pueden ver una gran cantidad de obras funerarias de estilos como neoclasicismo, historicismo, modernismo, novecentismo o eclecticismo de arquitectos ilustres como Joan Martorell, Antoni Rovira i Rabassa o Antoni Maria Gallissà: y escultores como Josep Clarà, Eusebi Arnau o Josep Maria Subirachs.
Todo esto hace que sea uno de los cementerios con más monumentalidad de España, lo que le ha valido ser Bien Cultural de Interés Local, por lo que recibe multitud de gente que quieren disfrutar de este tipo de arte o visitar la tumba de alguna celebridad.
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