jueves, 24 de noviembre de 2022

La hospedería navarra que guarda multitud de reliquias

   Monasterios para albergar monjes hay en todas las comunidades ya que había una gran comunidad religiosa.

  En lugares donde había una gran comunidad religiosa hay que crear lugares donde albergarlos y los cenobios eran los mejores sitios para ello. Es por esto que hay en todas las provincias aunque algunos ahora tienen otras funciones como el Monasterio de Santa Fe o de Baratzagaitz (de la huerta mala o de la huerta enorme) de la navarra localidad de Urraúl Alto.

  Todo comienza en el siglo XII cuando monjes franceses de Sainte Foi de Conques llegan hasta Navarra para fundar un nuevo monasterio en una vía secundaria del Camino de Santiago. Gracias a esta ubicación prontamente el cenobio empezó a tomar una gran fuerza pero también les afectó las luchas para controlar la zona de Orreaga-Roncesvalles y Leire. Aún así crearon un gran centro formado por tres edificios.

  El más antiguo es la basílica comenzada en el siglo XIII en cuyo exterior se observa un estilo tardorrománico con transición al gótico. Aquí además posee puerta adintelada flanqueada por ventana de medio punto y otra en el sur compuesta por portada de tres arquivoltas apuntadas sujetada por pilastras con imposta biselada y decorada por un guardalluvias de bolas y cabezas humanas en el arranque pero sin  tímpano. Todo se culmina con un hastial del que parte el campanario. De aquí se pasa a un interior de una nave con tres tramos y cubierta de bóveda de cañón sujetada por arcos fajones que se sustentan en pilastras con imposta biselada. Tras ella aparece una verja que la separa del altar y que culmina en un ábside semicircular con bóveda de horno. Todo se completa con vanos, capillas laterales y un sencillo retablo con imágenes de oficios.

  En el siglo XV se añadió un hórreo primicial o comunitario apoyado en doce columnas, en vez de las ocho tradicionales, y con puerta de medio punto de piedra que servía para guardar los tributos de la población que normalmente se pagaban con trigo, cebada y habas que ahí estaban protegidas en arcones par evitar la humedad o que fueran devoradas por ratones.

  La última construcción es el claustro rectangular del siglo XVII en el que se ven una galería recorrida por arcadas y vanos rectangulares y cuyo suelo tiene figuras geométricas hechas con cantos rodados de río. 

  Del resto de su historia se sabe que sirvió también como casa del valle para celebrar las reuniones del Concejo, A ella también acudían dos procesiones; la primera era el martes anterior al Corpus y se conocía como “Fiesta de las Reliquias“ ya que en su interior se guardan ropa, un Lignum Crucis de la Vera Cruz, pan de la última cena de Jesús, pelos y un diente de la Virgen y huesos y ropas de santos como San Cristóbal, Santa Magdalena, Santa Radigunda, el dedo de San Esteban o la garganta de San Blas. La segunda procesión era el 6 de octubre y se utilizaba también para bendecir a niños que lloran mucho o que comen tierra.

  Actualmente está convertida en hospedería por lo que estas tradiciones se han perdido, algo que no ha impedido que sea nombrada Bien de Interés Cultural. Además forma parte de la Ruta de Monasterios en Navarra.

  


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