El casino de los militares melillenses

   Hay muchos tipos de ocio y el juego se convirtió en uno de ellos desde tiempos inmemoriales ya que las apuestas eran comunes.

  Desde hace tiempo los juegos de azar son una de las maneras de divertirse de algunas personas, es por ello que se crearon lugares donde llevarlos a cabo y en los que además podían reunirse, ver espectáculos o comer. De este tipo de edificios podemos encontrar muchos y un ejemplo es el Casino Militar de Melilla.

  El origen de este edificio data de 1913 cuando se ceden un terrenos para su construcción, para 1919 el ingeniero Ramón Abenia realizó varios proyectos y en la Nochebuena de 1920 el general Manuel Miguel Fernández Silvestre pone la primera piedra. De esta manera en 1921 empiezan unas obras dirigidas por Emilio Alzugaray quien fue sustituido por José Pinto de la Rosa, a su vez cambiado por Jorge Palanca y Martínez Fortín, responsable de acabar la planta baja y añadirle otra creando así un edificio de estilo Napoleón III o II Imperio. En 1925 toma el relevo Jesús López de Lara y Mayor consiguiendo que el general José Sanjurjo inaugure la planta baja ese mismo año. Desde 1930 lo continuaron Jorge Mayor, Luis Sicre y Enrique Nieto quien hizo el hall y lo concluyó en 1934.

  De esta manera surgió un edificio cuadrado con fachadas clasicistas en las que se ven dinteles con molduras, redondas en la planta baja y principal y triangulares en la primera. Además cuenta con un eje principal en el que está la puerta principal flanqueada por columnas dóricas que sujetan un balcón con balaustrada rodeado por pilastras que sostienen otro balcón igual y culmina un frontón triangular en el cual se halla el escudo de la República Española. Desde ahí se pasa a un interior organizado entorno a un hall inferior de estilo neoárabe que posee una planta baja, dos superiores y cuartillos en la azotea y que está construido con mampostería, ladrillo macizo, vigas de hierro y bovedillas de ladrillo.

  Del resto de su historia se sabe que lleva funcionando igual desde sus inicios, que fue que el 25 de enero de 2016 fue dañado por el Terremoto del mar de Alborán teniendo que derribar su peto para rehabilitarlo y que forma parte del Conjunto Histórico Artístico de la Ciudad de Melilla, Bien de Interés Cultural.