jueves, 22 de diciembre de 2022

El palacio del adelantado cazorlense en Toledo

   Los nobles creaban palacios en todas las localidades que frecuentaban, lugares que ahora nos dejan ver como vivían.

  La nobleza española siempre gusta de levantarse casas en las localidades donde pasan grandes ratos de ocio. Esta costumbre se lleva realizando desde hace siglos, cosa que ha hecho que se encuentren palacetes en muchos lugares y un ejemplo es el Palacio de los Condes de Mora o de Layos, llamado así por estar en esta homónima localidad toledana.

  El origen de este palacio data del siglo XV Juan II de Castilla le dona a Juan Carrillo de Toledo, adelantado de Cazorla, Layos junto a las tierras del palacio pero su construcción no se llevaría a cabo hasta finales de siglo y principios del XVI dando como resultado un edificio cuadrado de mampostería de piedra y dos niveles. Además se flanquea con dos torres cuadrangulares y una tercera redonda, todas con tres pisos. Pero este exterior está muy remodelado ya que originalmente solo conserva la portada principal, la cual es de sillería de piedra, adintelada y de traza sencilla sobre la que se ubica un antepecho con siete arcos lobulados ciegos que sujetan una ventana (de arcos gemelos de medio punto con intradós lobulado y alfiz con labores de lacería) dividida por una columna, en forma de ajimez, que sirve como intraluz. Esta puerta está en un lienzo que se flanquea por una torre cuadrada y otra circular (esta también es original) en las que hay ventanas verticales en los dos primeros niveles y de medio punto en el tercero. Todo se completa con una cubierta de teja curva o árabe sujetada por una cornisa de ladrillo con dentículos y arcos encontrados. 

  De ahí se pasa a un interior organizado entorno a un patio central cuadrado en cuya planta baja se ve una galería de soportales adintelados, con cinco vanos por lado y columnas góticas de fuste octogonal revocadas. Estas terminan en capiteles cuadrados que sujetan la segunda galería, de arcos rebajados que descansan sobre columnas de piedra. A partir de estas galerías parten todas sus estancias todas decoradas en estilo mudéjar del siglo XVI.

  En cuanto al resto de su historia se sabe que el adelantado se lo dejó en herencia los López de Ayala, Condes de Fuensalida, quienes en 1509 se lo vendieron a Francisco de Rojas, embajador de los Reyes Católicos en Roma. Tras ello lo habitaron los Condes de Moya, entre ellos la emperatriz Eugenia de Montijo, y finalmente lo compraron los Condes de Haro.

  Actualmente sigue en manos privadas y conserva un gran estado lo que le ha valido ser Bien de Interés Cultural.



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