Con una Edad Media tan agitada como tuvo España es lógico que se levantaran una gran cantidad de castillos que sirvieran como protección de los reinos, de este tipo de fortalezas hay muchos ejemplos pero no todas se conservan en buen estado y eso es lo que le pasa al Castillo de Tudela ubicado en la asturiana parroquia de Santianes, dentro del término municipal de Oviedo.
El origen de este castillo data del siglo IX cuando Ordoño I de Asturias lo levantó sobre los restos de un antiguo castro prerromano situado en el Picu Castiellu, aunque hay fuentes que indican que pudo haber sido erigido varios años antes. Posteriormente su hijo, Alfonso III, lo reformó por completo para que sirviera como tutela protectora de la Corte de Asturias, de ahí su nombre.
De esta manera continuó durante varios siglos e incluso fue reformado durante los siglos XIII y XIV pero en 1383 el rey Juan I de Castilla decide demolerlo dejando solamente en pie los restos que se ven actualmente y que corresponde a la etapa del siglo XIII. De esta manera se pueden ver parte del torreón, un trozo de la muralla y se aprecian unas marcas que podrían pertenecer al doble foso que le rodeaba.
De su historia también se sabe que ejerció una importante tarea durante la Edad Media ya que su situación a la entrada del Valle del Nalón le permitía observar y proteger los caminos que iban desde Oviedo y Langreo a León y para ello se contó con sus diversos propietarios, Gonzalo Peláez (quien lo utilizó para levantarse contra Alfonso VII de León en 1132) y las familias de los de Gozón, Buanga, Proaza, Alba de Quirós, Luna y Aguilar. Además fue uno de los bastiones usados durante la I Guerra Civil castellana que enfrentó al rey Pedro I de Castilla contra su hermano, el futuro Enrique II.
Actualmente apenas queda nada que permita ver como era en su época de mayor esplendor pero aún así está nombrado Monumento Histórico Artístico desde el 22 de mayo de 1985 debido a su importancia histórica.
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