martes, 17 de enero de 2023

El palacio que iba a ser un convento

   Palacetes hay en todas las ciudades debido a la cantidad de aristócratas que había en España y que se construían casas.

  La aristocracia siempre gustó de levantarse casa en los lugares donde residían, muchas veces estas casas se levantaban con otro fin aunque a su finalización su destino cambió por capricho de sus dueños y eso pasó con el Palacio de Montehermoso de Vitoria-Gasteiz.

  Todo comienza en 1524 cuando Ortuño Ibáñez de Aguirre, miembro del Consejo Real de Castilla y de la Inquisición, junto a su mujer, María de Esquível y Arratia, deciden levantar un convento gótico-renacentista en Vitoria para albergar monjas de la Orden de Predicadores o dominica. Sin embargo una vez terminadas las obras decidieron que este edificio se convertiría en su vivienda y a cambio levantarían el todavía existente convento de Santa Cruz para las monjas.

  Ya en 1714 está en propiedad de María Antonia de Salcedo y Echávarri, viuda de Vicente José de Aguirre y Zárate, a quien Felipe V nombró como I marquesa de Montehermoso en agradecimiento por ser el aya de sus hijos, los futuros reyes Luis I y Carlos III, mientras era dama de la reina Isabel de Farnesio. Este título es el que da nombre al palacio, un edificio que además se convirtió en morada de reyes y nobles cuando debían hacer noche en Vitoria, de hecho un siglo después María del Pilar Acedo y Sarriá, y su marido, Ortuño de Aguirre y del Corral, VI marqués de Montehermoso, decidieron alojar en él a José I Bonaparte cuando iba camino de Madrid. Quizá esto es lo que hizo que, tras la restauración borbónica, el palacio junto a la finca fuera expropiada por el Ayuntamiento de Vitoria y transferida a la Corona. 

  Aquí empieza una nueva vida ya que se le derrumbaron varias estancias, fue cuartel de artillería durante la Tercera Guerra Carlista y en 1887 fue el Obispado se lo compró al marqués del Amparo para convertirlo en sede episcopal por ello se le hizo una completa reforma, llevada a cabo por Fausto Íñiguez de Betolaza, que le dio su aspecto actual.

  De esta manera se ve un exterior renacentista con serenas formas con una planta rectangular de dos alturas con torres de tres pisos en las esquinas y rodeado de un gran jardín. Además tiene anexionado, desde 1997, el Antiguo Depósito de Aguas construido en 1885. De ahí se pasa a un interior totalmente cambiado desde que en 1994 el Ayuntamiento de Vitoria lo compró para instalar en él Centro Cultural Montehermoso Kulturunea.

  Se trata de un espacio, abierto en 1997, dependiente del Departamento de Educación y Cultura del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz en el cual se quiere producir, exhibir y difundir artes plásticas y visuales, especialmente locales, contemporáneas a través de convocatorias, exposiciones, cesión de salas, actividades y documentación. Todo esto hace que sea uno de los grandes focos culturales de Gasteiz, algo a lo se le suma su importancia histórico-artística. 



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