La torre que salvó a los castellanos de los gomeros

   La defensa era algo muy importante en las zonas costeras por esos se pueden ver una gran cantidad de torres de vigilancia.

  Debido a su localización las Islas Canarias tenían un gran peligro de ser atacadas por piratas que querían saquear sus costas o asentarse en ellas, por eso era necesario crear una gran línea defensiva que las protegieran. En este sistema las atalayas eran de suma importancia para vigilar por ello se levantaron muchas y una de ellas es la Torre del Conde que se sitúa en San Sebastián de La Gomera.

  El origen de esta torre se sitúa en 1445 cuando se levanta para evitar ataques de los aborígenes de la isla pero también para demostrar el poder de Hernán Peraza el Viejo, Conde de la Gomera y conquistador de la isla. Tiempo después la isla pasa a manos de Hernán Peraza el joven que la utilizó para vivir allí junto su mujer Beatriz de Bobadilla (sobrina de la dama de Isabel I que tenía idéntico nombre). Es en esa época cuando se produce la Rebelión de los Gomeros de 1488, una revuelta de los habitantes de la isla contra los castellanos, teniendo que utilizar la torre como refugio pero Hernán no pudo salvarse y fue ejecutado por el guerrero Hautacuperche.

  Tras ello se vio que la torre debía ser modificada para poder ser más útil por ello en el siglo XVI se encargó a Jacome Pelearo Fratin y Leonardo Torriani que lo llevaran a cabo. De esta manera se ve una torre defensiva prismática con 15 metros de altura, y cerca de 40 metros de perímetro en cuyo exterior se ve unos muros de dos metros de grosor creados con encalado blanco y sillares de cantería roja empleados en las esquinas.

  Pero aún así su situación no cambió mucho ya que se convirtió en el blanco predilecto de los piratas quienes la dañaron una y otra vez. Esto hizo que en el siglo XVI se abandonara, tras haber sido reconstruida varias veces, definitivamente y pasara a tener otros usos como refugio, almacén, polvorín...

  Del resto de su historia se sabe que en ella paraba Colón en sus viajes a América ya que se cuenta que fue amante de Beatriz cuando ya era viuda. También se sabe que acogió a Américo Vespucio y Hernán Cortés. 

  Actualmente conserva un gran estado, guarda en su interior una exposición de cartografía histórica de la isla de La Gomera y posee el honor de ser la fortaleza medieval gótica situada más al sur y la única atalaya levantada durante la Conquista de Canarias que se conserva. Por todo ello se la ha categorizado como Monumento Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural.