España es un país plagado de ríos por ello era necesario crear puentes para poder sortearlos cuando se encontraban en medio de un camino, muchos son los ejemplos de ellos y uno es el Puente del Perdón ubicado en la madrileña localidad de Rascafría.
El origen de este puente se sitúa en 1302 cuando se levantó para que los monjes del Real Monasterio de Santa María de El Paular situado justo enfrente pudieran esquivar las aguas del río Lozoya. Precisamente las crecidas de estas aguas junto al clima muy frío de los inviernos fueron los culpables de su gran deterioro por lo que se derribó y a mediados del siglo XVIII se sustituyó por el que se ve actualmente, un puente de sillería de granito organizado por tres arcos de medio punto y dos descansaderos izados sobre pilares sujetos por bancos de piedra.
En cuanto a sus usos aparte de servir a los monjes también servía para dar paso al Molino de papel de Los Batanes, el cual estaba explotado por los hermanos, de hecho de aquí salió el papel donde se imprimió la primera parte del "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha". Otra de sus utilidades tiene que ver con su situación entre Madrid y Segovia ya que al estar en el valle del Lozoya, el cual está aislado de ambas provincias por dos cordilleras, hacía que las autoridades locales lo utilizaran como sede judicial, más concretamente como sala de apelaciones. Si el reo era condenado sería trasladado a la Casa de la Horca, la cual estaba cerca del puerto de Cotos, para ser ejecutados, en cambio, sí eran perdonados podían irse libremente. Pues bien, esta tradición es la que da el nombre de Perdón al puente.
Actualmente presenta un gran estado y sigue siendo muy utilizado ya que cerca de él está el centro de gestión del parque natural de Peñalara y el Centro de Educación Ambiental Puente del Perdón.
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