sábado, 4 de febrero de 2023

El yacimiento debajo de la finca pacense

   La antigüedad nos ha dejado multitud de yacimientos que ahora nos muestran como vivieron las personas de la época.

  Desde la antigüedad ha habido poblaciones que crearon edificios que con el tiempo fueron destruidos y olvidaos. Tiempo después muchos de ellos aparecieron como restos arqueológicos los cuales se estudian para conocer como se vivía en esa época y uno de ellos es el yacimiento de El Turuñuelo ubicado en la badajocense localidad de Guareña.

  Desde la década de 1990 se sabía que en la finca Casas del Turuñuelo había varios túmulos que podrían esconder restos arqueológicos importantes pero no sería hasta 2014 cuando un grupo de la Universidad Autónoma de Madrid dirigidos por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas se acercaron hasta allí para hacer un primer sondeo. Para ello eligieron el que les parecía que más condiciones tenía para poder sacar información sobre polen, semillas, cerámicas... Pero lo que parecía que iba a ser algo sencillo se demoró más de un mes ya que se encontró un gran yacimiento, es por ello que en 2015 se solicitó a la Junta de Extremadura permiso para hacer una excavación mas exhaustiva.

  En esta segunda excavación surgió lo que se conoce como Estancia 100, una sala de 70 metros cuadrados en la cual había un altar en forma de piel de toro, algo característico de los santuarios tartésicos. Esta, además, se cerraba por muros gruesos de adobe ornamentado en rojo y poseía una puerta orientada al este, es decir, al sol naciente al la que flanqueaban dos pilares. Aquí es donde se encontró 200 platos y una caja de marfil que contenía cuentas de un collar de vidrio pero sin duda lo más importante fue un sarcófago o bañera creado en un bloque de mortero de cal, algo que nunca se había visto en la Península Ibérica. Además se descubrió que la estancia se cubría con una bóveda de ladrillo, algo que no se había documentado hasta la época de Hispania.

  Esto hizo que en 2017 se iniciara una tercera campaña auspiciada por la Diputación Provincial de Badajoz y la Secretaría General de Ciencia de Extremadura en la que se excavó la "habitación del banquete" donde se halló un ajuar de bronces, hierros y cerámica de muy alta calidad que seguramente se abandonó, junto a toda la estancia, tras un banquete. Pero esta excavación trajo otra sorpresa ya que se encontró una escalinata, perfectamente conservada, de tres metros y once peldaños, los cinco primeros  con losas de pizarra sobre adobe y los seis últimos de bloques fabricados con mortero de cal (algo solo visto en época romana) a imitación de sillares de piedra, que llevaba hasta un patio abierto que atestiguaba que el edificio tuvo dos plantas. 

  Este patio es uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de la historia antigua mediterránea ya que primero se vio una hecatombe formada por más de cincuenta animales sacrificados (sobre todo caballos, mulas y burros) seguramente a algún dios. Además había vidrios de Macedonia y Cartago, pesas de bronce, una escultura de mármol del monte Pentélico (Grecia) cuyo pedestal seguía teniendo parte de su pintura azul egipcio y restos de un pasillo de lajas de pizarra que sirvió como puerta principal hasta su derribo tras la hecatombe.

  En 2018 hubo una cuarta excavación en la que se excavó otra habitación donde había el cadáver de un hombre junto a una puerta cegada y tres braseros de bronce.

  Todo esto hace pensar que era un antiguo edificio religioso de la época final de Tartessos que fue abandonado, destruido y sellado en algún momento de finales del siglo V y comienzos del siglo IV a.C. quedando únicamente túmulos que marcaban donde estaban. Pero todavía quedan muchos misterios por desentrañar en este lugar por ello los arqueólogos, dirigidos por Sebastián Celestino y Esther Rodríguez, siguen con las excavaciones para sacarlos a la luz. Eso sí, debido a su importancia histórica desde 2022 es Bien de Interés Cultural. 



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