jueves, 9 de marzo de 2023

La muralla que los romanos levantaron el Lucus Augusti

   Las ciudades podían sufrir ataques por ello había que defenderlas a toda costa y las murallas eran un buen comienzo.

  Desde la antigüedad las ciudades han estado en constante peligro de ataques, es por ello que era importante crear defensas y las murallas eran el prime nivel de ellas. En España podemos encontrar muchos ejemplos de estas construcciones y uno de ellos es la Muralla Romana de Lugo.

  Lucus Augusti fue fundada en el año 15 a. C. por Paulo Fabio Máximo en nombre del emperador Augusto con la intención de apoderarse de todo el noroeste de la Península Ibérica. Esto provocaría el enfado de las tribus locales por lo que era necesario dotar la ciudad con defensas construyendo una primitiva muralla pero tres siglos después la estructura urbana de Lucus se modificó y se desplazó algo al norte, es ahí cuando se levanta la actual fortificación (finales del siglo III y principios del IV) pero es un misterio porque se hizo en un terreno bastante irregular, siendo más alta al noroeste y en descenso hacia el sudeste, ya que de esta manera se protegieron varios descampados y se dejó fuera importantes zonas residenciales.

  Así nació una muralla rectangular con ángulos redondeados de 2.117 metros y una altura de entre 8 y 10 metros levantada con gruesos muros 4,20 metros erigidos con granito, pizarra y mortero de tierra, piedras y guijarros. En ella además se ubicaron 85 torres defensivas, de las que solo quedan 71, y cinco puertas de acceso (Puerta de San Fernando, Porta Falsa, Puerta de San Pedro, Porta de Santiago y Porta Miñá). Se sabe también que al adarve se subía por cuatro escaleras exteriores y dos rampas adosadas y que contaba con un foso exterior de unos 20 metros de ancho y 5 de fondo y un intervallum en la ronda inferior para colocar la intendencia de la defensa.

  Con el paso del tiempo la función militar de la muralla desapareció y la muralla se fue integrando dentro de la estructura de Lugo lo que hizo que se le adosaran viviendas pero aún así en 1837 se levanta en ella el conocido como Reducto de María Cristina, un entramado triangular cuya función era proteger la ciudad de ataques de las tropas carlistas ya que había dos tramos que estaban separados. Además aquí se añadieron otras cinco puertas: Príncipe Alfonso (1853), Estación (1875), Obispo Izquierdo (1888), Obispo Aguirre (1894) y Obispo Odoario (1921).

  Actualmente esta construcción, única muralla romana del mundo que se conserva entera, presenta un gran aspecto, está considerada Bien de Interés Cultural y desde el año 2000 está declarada bien Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

  


  


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