Las universidades han sido siempre algo muy importante en las sociedades para que la gente pudiera desarrollarse.
No todo el patrimonio de las ciudades se basa en iglesias o palacios también hay edificios que estaban destinados a los estudios y un ejemplo de ello es la Universidad de Oñate u Oñatiko Unibertsitatea ubicada en la gipuzkoana localidad de Oñati, la cual fue la primera que hubo en el País Vasco.
El origen de este centro data de 1540 cuando el obispo y humanista Rodrigo Sáez de Mercado de Zuazola solicita al papa Pablo III una bula para la creación de una universidad en la localidad. el papa acepta naciendo así la Universidad del Sancti Spiritus en la cual se impartiría Teología, Leyes, Cánones, Artes y Medicina. De esta manera funcionó hasta 1842 cuando fue clausurada por motivos económicos ya que tensión entre carlistas y liberales impidieron que pudiera desarrollar su función.
Para 1869, Revolución de 1868 (La Gloriosa), se decidió su reapertura con el nombre de Universidad libre al haber perdido su carácter religioso pero esto dura poco ya que durante la Tercera Guerra Carlista (1872-1876) el bando carlista se hace con ella para refundarla como Real y Pontificia Universidad Vasco-Navarra que posteriormente modificaría su nombre a Universidad libre católica pero en 1901 cierra definitivamente dejando al País Vasco solamente con la Universidad de Deusto fundada en 1886.
Aparte de su historia esta universidad destaca por la calidad artística de su edificio ya que posee una poderosa fachada plateresca creada hacia 1546 por Pierre Picart en la que se ve dos pilastrones con esculturas de bulto redondo, relieves y columnillas que intentan mostrar a los estudiantes de mostrar valores y virtudes por ello en la zona baja se puede encontrar a Hércules realizando sus doce trabajos, sobre él mártires, virtudes y santos, de esta manera se conjugaba lo pagano con lo cristiano. En el medio se halla el acceso en forma de arco de medio punto flanqueado por San Agustín y San Jerónimo (representantes de la filosofía neoplatónica y la erudición teológica) y que sujeta una estatua orante de su fundador. Por último en ella se encuentra un gran escudo de Carlos I colocado ahí ya que el rey era el patrón de la universidad.
De aquí se pasa a un interior donde destaca un claustro cuadrangular formado por una doble arquería (de seis arcos en el lado estrecho y siete en el ancho) unidos mediante una escalera y ornamentados por treinta y dos medallones con parejas mitológicas y reales que han destacado por su virtud.
En este interior también se halla la Capilla de Sancti Spiritus donde se encuentra un retablo plateresco obra de Gaspar de Tordesillas y dorado y estofado por Jerónimo Rodríguez y Cristóbal de Bustamante en el cual en forma de cuatro alturas más predela y siete entrecalles separadas por balaustres se tratan los temas de la Asunción de la Virgen María, los patronos de la universidad y la villa, el Espíritu Santo y San Miguel. Todo está cubierto por una bóveda de nervadura cuadrifoliada.
Lo último a destacar de todo el edificio es el artesonado Mudéjar que cubre los techos y que fue hecho por Gibaja con madera de roble, algo muy raro en el País Vasco.
Actualmente presenta un gran aspecto ya que en su interior alberga el Archivo de Protocolos de Gipuzkoa, el Instituto Vasco de la Administración Pública y el Instituto Internacional de Sociología Jurídica. Además debido a su importancia histórica y a su arte está nombrada Bien de Interés Cultural. Y como curiosidad saber que en ella, entre 1806 y 1807, estudió María Antonia de Cortázar, la primera mujer española en matricularse en una universidad.
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