El arte funerario también es muy bello por ello desde todas las épocas se han hecho para recordar a los muertos.
En los tiempos que Roma pasó en Hispania tuvo que construir numerosas necrópolis que sirvieran para enterrar a sus muertos. Lugares en los que además levantaron monumentos funerarios y un ejemplo de ello es la Torre Ciega de la murciana localidad de Cartagena.
No está claro la datación de este monumento ya que hay dudas entre si fue en época republicana, a principios del Imperio o entre los siglos II-III d.C. Esta incertidumbre surge por la ausencia de otras construcciones de este tipo, que sí existieron aunque ya han desaparecido, pero por los materiales parece que su levantamiento debió de ser a finales del siglo I a.C o inicios del siglo I d.C, como muy tarde a mediados.
Lo que aquí se halla es un monumento levantado en una necrópolis el cual es de planta cuadrada cuya parte de abajo es un zócalo erigido por tres hileras de bloques calizos escuadrados y rematados con moldura. Sobre él aparece un prisma macizo hecho con opus caeminticium y recubierto con opus reticulatum. Además sus esquinas poseen pequeños bloques calizos para reforzarlas y que sujetan una cornisa moldurada. Por último hay una estructura redonda donde seguramente estaría la urna con las cenizas del difunto. Todo se completa con una inscripción ilegible pero que por descripciones que se han hecho en siglos anteriores se cree que decía "T.Did. P.F./ Cor", esto ha hecho pensar que este monumento estaba dedicado a Titus Didius, procónsul de la Hispania Citerior en el año 94 a.C.
En cuanto a su estado se piensa que hasta el siglo XVIII estaba en buen estado pero diversas leyendas que decían que en su interior había tesoros hicieron que los vecinos lo destruyeran sin hallar absolutamente nada.
Actualmente presenta un buen estado y posee una gran importancia al ser la única torre funeraria que ha sobrevivido de esta necrópolis, es por ello que está catalogada como Bien de Interés Cultural.
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