sábado, 25 de marzo de 2023

Las fuentes que predicen muertes

   Los romanos estuvieron muchos años en España y vieron cosas que les causaban una gran admiración y respeto.

  Para las antiguas civilizaciones los augurios eran algo muy importante por ello cuando encontraban algo que no sabían como explicar lo achacaban a los dioses y eso pasaba con las Fuentes Tamáricas o Fontes Tamarici ubicadas en la palentina localidad de Velilla del Río Carrión ya que su fuente de La Reana se cree que fueron ellas.

  El origen de estas tres fuentes estaría en la Antigua Cantabria cuando toda esta zona era conocida como región Tamárica. El caso es que estas fuentes tienen un peculiaridad y es que se llenan de agua a su antojo o desaparecen, tras un rugido, sin seguir un criterio. Esto hizo que los cántabros tamáricos, desde el siglo III a. C., las consideraran sagradas y le rindieran culto. Ya tras la conquista romana de Cantabria (19 a. C.) los romanos tuvieron conocimiento de estas fuentes y les causó una gran sorpresa como aparecía el agua de repente o se iba acompañada de un rugido. Es por ello que Cayo Plinio Segundo, el Viejo, decidió investigarlas y en su "Naturalis historia, XXXI, 3" explica que eran tres fuentes que se juntan en un mismo lecho y que pueden estar entre doce y veinte días secas hasta que parece el agua. También explica que si alguien las visita y se las encuentra vacías es augurio de su muerte y cita como ejemplo a Larcio Licinio quien las vio así y murió a la semana. Otro que las estudió fue Claudio Ptolomeo y las plasmó en su "Claudii Ptolemaei geographia, II 6, 50" donde las sitúa en una ciudad llamada Kamarika o Tamarika.

  El caso es que los romanos desde entonces las utilizaron como baños de inmersión, lavadero y augurio, es por ello que se cree que se levantó sobre ellas algún templo dedicado a alguna deidad relacionada con el agua. Esto hizo que en el siglo XIII se levantara a su lado una ermita consagrada a San Juan Bautista para así cristianizarlas y eliminar cualquier rito pagano. A partir de ahí desaparece su culto y caen en el olvido.

  Pero todo cambia en 1768 cuando Enrique Flórez en su libro "La Cantabria. Disertación sobre el sitio y extensión que tuvo en tiempos de los romanos la región de los cántabros, con noticia de las regiones confinantes y de varias poblaciones antiguas", donde hace un gran estudio sobre los límites de la Cantabria romana explica que las había hallado, en la actual Velilla del Río Carrión.

  Siguiendo esta tesis en los veranos de 1960 y 1961 el Servicio Nacional de Excavaciones Arqueológicas del Ministerio de Educación Nacional dirigidos por Antonio García y Bellido y ayudado por Augusto Fernández de Avilés y Alberto Balil excavaron la zona pero lo único que encontraron fue un arco romano y varias cerámicas. Eso sí el arco quedó incluido en la fuente de La Reana a la que posteriormente se le añadieron otros construidos en 1980 y 1981. Esta fuente en rectangular y posee tres aliviaderos que se utilizan para el regadío.

  Actualmente las aguas de La Reana se siguen llenando y vaciando a su antojo, es por ello que sigue existiendo la leyenda de que si las ves vacían es que morirás pronto como así lo explica un placa que reza: 

"Fuentes Tamáricas y ermita de San Juan de Fuentes Divinas.

La intermitencia irregular del brote de las aguas de estas fuentes tiene el don de profetizar la pronta muerte de todo aquel que, al visitar por primera vez la fuente, la encuentre en su fase seca.

Plinio el Viejo (S. I)".

   Aparte de esto su importancia histórica ha hecho que estén nombradas Monumento provincial de interés histórico y artístico desde 1961 y Bien de interés cultural, en la categoría de Monumento, desde 2002.





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