Al leer la I parte de "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha" de Miguel de Cervantes se repara que hay un capítulo en que el protagonista lucha contra unos molinos de viento que toma por gigantes, pues bien se piensa que esto molinos son los que se ubican en la ciudadrealeña localidad de Campo de Criptana.
Situados en los parajes de "Sierra de los Molinos" y "Cerro de la Paz" estos molinos datan del siglo XVI y se levantaron para aprovechar la fuerza del viento para que esta moviera unas grandes aspas que a su vez hacían girar unas piedras que molían el grano. Normalmente para esta función se construían molinos de agua pero la escasez de ella en esta zona manchega hizo necesaria tirar de estas construcciones cuya idea proviene de la antigua Persia, aunque a Europa no llegaron hasta la Edad Media.
En un principio se construyeron 34 molinos de "tipo torre" levantados con base de piedra y cal blanqueada y culminados por cubierta cónica de madera donde se colocan cuatro aspas, una vara central, entre cuatro y seis vergas laterales paralelas y unos quince travesaños. En las aspas, además, se desplegaban velas de lona y el tejado era giratorio para poder buscar los vientos según cambiaban. La base en cilíndrica y el muro es muy grueso para poder soportar el peso de la parte superior.
En cuanto a su interior se estructura en tres plantas unidas mediante interior adosada a la pared circular del molino. La planta baja era el silo donde se guardaba la harina, la cual llegaba hasta allí a través de una estructura de madera desde las otras plantas. El segundo nivel estaba destinado a la "camareta" donde se ubicaba un tamiz que servía para recoger el grano machacado y separarlo. Por último en la planta alta estaba la maquinaria conectada a las aspa exteriores. Se trataba de un eje transversal que hacía girar la rueda catalina pero también contaba con una linterna que permitía mover la fuerza motriz para así cambiar el giro a otro vertical para que movieran las piedras de moler (solera y volandera).
Con el tiempo estos molinos fueron quedándose obsoletos por las nuevas tecnologías por ello se abandonaron y muchos desaparecieron. Actualmente solo quedan diez y se les han dado otros uso. "Infanto", "Burleta" y "Sardinero" son del siglo XVI y no tienen uso específico. De 1900 son el "Poyatos", sede de la oficina de turismo, el "Inca Garcilaso" alberga un museo de Labranza, el "Cariari" acoge el museo de Enrique Alarcón, el "Pilón" contiene el museo del Vino, el "Lagarto" es el museo de la Poesía, el "Culebro" está dedicado a Sara Montiel y el "Quimera" o "Vicente Huidobro" alberga en su interior el Museo sobre la Semana Santa.
Estos molinos además son de suma importancia para conocer como era la molienda de la época por ello, por eso están declarados Bienes de Interés Cultural con la categoría de Sitio Histórico.
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