Los castillos forman parte de España desde la Edad Media y muchos de ellos se conservan en un gran estado.
En todas las comunidades podemos encontrar fortalezas que se mantienen en un gran estado el cual nos hace poder ver como eran estas construcciones en su máximo apogeo y un ejemplo de ello es el Castillo de Cortes ubicado en esta homónima localidad navarra.
No se sabe con toda certeza cuando se construyó esta fortaleza pero se cree que fue durante la dominación musulmana de la localidad, por tanto tuvo que ser antes de que el rey Alfonso I de Aragón se la arrebatara en 1119. Sin embargo las primeras noticias que hay sobre él datan de 1128 cuando se le fue otorgado a don Ramón, señor de la villa y hermano del Conde Rotrón de Alperche.
Ya en época de Sancho VII de Navarra este castillo estaba bajo dominio de Toda Ruiz, hija de don Rodrigo Abarca, y tras ella, en 1234, pasa a manos del Reyno de Navarra. Bajo su propiedad se convirtió en uno de los castillos medievales más importantes de Navarra sobre todo por su cercanía a la frontera con Aragón lo que permitía que desde él se pudiera vigilar esa zona. Es por ello que los distintos reyes fueron invirtiendo en él y haciendo una serie de reformas que fueron cambiando su aspecto, además, ellos nombraban a los alcaides y cobraban sus rentas. Sus estancias también se utilizaron para bodas, actos reales y otras actividades lúdicas, de hecho Carlos III de Navarra lo visitaba con frecuencia ya que en su zona había un gran coto de caza, quizá por ello entre 1413 y 1428 perteneció a Godofre, I Conde de Cortes e hijo bastardo de Carlos.
Tras él volvió a Navarra pero solo hasta 1462 ya que ese año el rey Juan II de Aragón, como rey "iure uxoris" de Navarra por su matrimonio con Blanca I de Navarrra, se lo traspasa a su hijo natural Alfonso de Aragón y Escobar, Maestre de Calatrava, I duque de Villahermosa y conde de Ribagorza, quedando desde ese momento ligado a la Casa Ducal de Villahermosa.
En el siglo XVI el castillo sufrió una gran reforma que lo amplió bastante y le dio un toque señorial y ya en el XIX se le cambia su aspecto gótico a uno más romántico y neogótico.
De esta manera se observa un recinto de de 4.538 metros cuadrados más una huerta (ahora parque municipal) cuya muralla, de forma irregular, está construida en mampostería y ladrillo y en su época tuvo torres. Tras ella aparece un patio de armas que precede a un castillo rectangular en el que se halla la vivienda, cuya planta baja mantiene su esencia medieval y la superior tiene un galería neogótica de ventanas en forma de arco apuntado, y una torre prismática acabada por almenas y matacanes.
De ahí se pasa a un interior que conserva su distribución de estancias aunque modificadas durante el XIX y para su nuevo uso y es que ahora acoge una gran colección de pinturas de diferentes épocas (siglos XVI al XIX) y los objetos con los que jugaba Victoria, una niña sobre la que el castillo guarda una leyenda.
Se cuenta que Victoria, hija del conde de Zaldívar, al cumplir los once años tuvo un accidente por el cual se le tuvo que amputar los pies para intentar salvarle la vida pero finalmente murió. Pero esto realmente solo sería la versión oficial ya que la leyenda narra que lo que pasó es que Victoria tenía un comportamiento que no consideraban el correcto por ello decidieron torturarla y cercenarle los pies para que cambiara pero esto le llevó a la muerte. Desde entonces se dice que vaga por el castillo a rastras portando un vestido blanco.
Aparte de esta leyenda el castillo es de una gran importancia tanto histórica como artística por ello es Bien de Interés Cultural desde 1993.
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