jueves, 27 de abril de 2023

La ermita que la privacidad impide arreglar

   En España hay muchos edificios con un gran deterioro por no haber sido abandonados y no restaurados en mucho tiempo.

  España es un país que cuenta con un gran patrimonio en muy buen estado pero hay otro que corre el peligro de desaparecer por no llevar un buen mantenimiento o simplemente por desinterés y eso ocurre con la Ermita medieval de San Miguel de los Fresnos situada muy cerca de la badajocense localidad de Fregenal de la Sierra.

  No está del todo claro la fecha de construcción de este lugar pero seguramente sea del siglo VII, es decir, de época visigoda cuando se levantaría como un conjunto monacal que sirviera a Fregenal. Que sea de ese tiempo hace suponer que parte de sus materiales romanos o paleocristianos de spolia de la citania de Nertóbriga, una ciudad fortificada cuyos restos son visibles en la localidad.

  Este primitivo convento pudo estar regido por la regla de San Benito y en él habrían vivido los Santos Honorio y Exuperancio según relata el sacerdote e historiador Antonio María Sánchez Cid ya que dejó escrito "aquí estuvo un monasterio de monges de S. Benito, en el que parece [que] vivieron los Santos Honorio y Exuperancio", algo que siglos después el poeta Rodrigo Caro lo aseveró diciendo que el humanista Benito Arias Montano guardaba en su casa un lápida que decía "EXUPERANTIUS/FAMULUS DEI/VIXIT ANNOS PLUS/MINUS LXXXVIII./REQUIEVIT IN PACE/SUB KAL/VI JUNIAS./ERA D. CXVI" (Exuperancio siervo de Dios vivió más o menos 88 años. Descansó en paz el día sexto antes de las calendas de junio. Era 616.) y otra que rezaba "IN NOMINE DOMINI/HIC TUMULUS HONORI ABBAT./RESPICIT ANGUSTUM PRÆCISA/RUPE SEPULCRUM HOSPITUM/BEATlSSIMI HONORI ABBATIS/COELESTIA REGNA TENENTIS/IN SÆCULA SÆCULORUM. AMEN" (está allí enterrado el Abad Honorio, a quien [se] llama "Beatísimo" que está en el cielo). 

  Con el tiempo este monasterio fue creciendo por lo que se le añadieron nuevos elementos que se pueden dividir por siglos. Durante la Alta Edad Media pero sin determinar fecha serían los arranques de las bóvedas de cañón laterales, de los siglos XIV y XV los muros perimetrales de la nave, la entrada lateral sur gótica, los dos arcos fajones ojivales y las pilastras que los sujetan y que probablemente sean de estilo templario, santiaguista o sevillano y de los siglos XVI-XVII el altar de fábrica con nicho y la venera central sobre el ábside rodeado por otros dos menores. 

  Pero el tiempo fue implacable con ella y ahora solamente quedan los muros laterales de su única nave que se cubría con los dos arcos ojivales fajones, el ábside orientado al sur y cubierto con una bóveda de cañón que finaliza en bóveda de cuarto de esfera.

  Que este así de deteriorado pasa por dos motivos, uno fue por su abandono que detuvo su mantenimiento y el otro es que está dentro de una finca privada en cuyo interior hay ganado bovino, esto hacía que la ermita muchas veces fuera utilizada como corral. Ahora su acceso está restringido por una puerta de metal pero sigue sin estar protegida por ninguna categorización lo que hace que su estado siga deteriorándose lo que ha hecho que esté en peligro de desaparecer y que haya sido incluida en la lista roja de Patrimonio español en peligro de Hispania Nostra a 25 de septiembre de 2020.

  Pero el edificio no es lo único desparecido de la ermita ya que en ella se cree que había una estatua de terracota policromada y dorada del Arcángel San Miguel atribuida a Lorenzo Mercadante de Bretaña por lo tanto esta sería de la segunda mitad del siglo XV. Esta talla fue trasladad en el siglo XVIII a la iglesia de Santa María en Fregenal donde un sacristán, un tal Esteban, se la llevó a su casa para restaurarla pero allí se quedó hasta que después de su muerte Eugenio Hermoso la halla y se la lleva a Madrid para arreglarla pero allí se la vende a Luis Plandiura quien a su vez se la traspasa al Museu Nacional d'Art de Catalunya el 18 de octubre de 1932, aunque hay otra versión que explica que en verdad llegó para la Exposición Internacional de Barcelona de 1929 pero de allí ya no salió y de hecho aún sigue en el museo.





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