sábado, 13 de mayo de 2023

El fuerte de la nueva frontera

   Los fuertes son algo muy importante para la vigilancia de las fronteras entre los países y evitar contiendas.

  Tras la Guerra de África (1850-1860) se produce el tratado de Wad-Ras por el cual se pactó una nueva frontera con Marruecos en la ciudad de Ceuta. Es ahí cuando se levantaron una serie de fortalezas para poder vigilarla y una de ellas es el Fuerte del Príncipe Alfonso.

  Aunque la guerra había concluido las tensiones entre España y Marruecos seguían muy vigentes es por ello que era necesario levantar defensas. Ese mismo año el Comandante de Ingenieros Paulino Aldaz erige el nuevo fuerte en un lugar en el cual podía divisar el arroyo de las Bombas y el paso fronterizo del Tarajal de Ceuta y así evitar ataques enemigos.

  De esta manera levanta una fortaleza neomedieval con planta rectangular cuyo exterior se construyó con hormigón, cal, mampostería, ladrillo macizo y sillarejo. Ahí también posee un foso seco y bastiones en punta de flecha en tres de sus flancos, en el sur se sustituyó por tres cañoneras. De ahí se pasa a un interior que cuenta con un patio central con aljibe y un edificio con sótano, planta baja y cubierta con batería. En él, además, había una capacidad de 300 hombres, dos órdenes de fuego de fusil y piezas de artillería de pequeño calibre.

  Con el tiempo su utilidad cayó por lo que se abandonó pero aún así mantiene un gran estado. Además en 2007 se firmó un convenio entre el Ministerio de Defensa y la Fundación Forja XXI para su rehabilitación, aunque esto no se ha llevado a cabo lo que ha supuesto que esté en muy mal estado, y está catalogado como Bien de Interés Cultural.



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