jueves, 29 de junio de 2023

El monasterio al que los cartujos volvieron tres veces

   Los religiosos siempre han necesitado de un lugar donde alojarse por ello hay un montón de monasterios.

  Cuando en una ciudad se asientan en un lugar necesitan de construcciones donde alojarse y es ahí cuando aparecieron los cenobios. Muchos son los ejemplos de este tipo de edificios y uno de ellos es la Cartuja de Aula Dei de Zaragoza.

  El origen de este monasterio está en el siglo XVI cuando nueve hermanos de la cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes de Sariñena (Huesca) marcharon a Zaragoza donde se instalaron en una antigua torre que les cedió Juan de Alagón donde tenían un oratorio. Pero este lugar era viejo, pequeño e incomodo para los monjes por ello solicitan fundar un nuevo monasterio y lo consiguen en 1563 gracias al favor y patrocinio de Hernando de Aragón, arzobispo de Zaragoza e hijo de del arzobispo Alonso de Aragón y de Ana de Gurrea (Alonso a su vez era hijo natural de Fernando el Católico y Aldonza Ruiz de Ivorra).

  Para su construcción se cuenta con los maestros Martín de Mileza y Miguel de Riglos quienes basaron su diseño en otras cartujas de Cataluña y Valencia. La primera piedra la colocó Hernando el 29 de febrero de 1564 y tras unos diez años concluyó tras algún retraso debido en parte a un incendio que se produjo en las obras a finales de 1567.

  Una vez concluidas se observa un monasterio gótico-mudéjar pero con trazado renacentista de tipo monástico amurallado rodeado de jardines cuyo interior se organiza en torno a tres claustros. A él se accede a través de la puerta de la hospedería creada en 1671 desde donde se el monasterio propiamente dicho el cual es rectangular y está centrado por la iglesia. Esta es de una sola nave con tres tramos cubiertos por bóvedas de crucería estrellada ornamentadas con clases de madera dorada creadas por Miguel Cabanas. Además posee ménsulas decoradas con los escudos de Hernando de Aragón, un crucero poco pronunciado y tras el ábside aparece la capilla del santo-santorum, la cual es barroca y se cubre con cúpula gallonada bastante decorada.

  Tras la cabecera de la iglesia aparece un gran claustro del que parten 36 celdas construidas a modo de pequeñas casa en cuyo interior hay oratorio, estudio, dormitorio, baño, huerto, taller y solana. Estas celdas rodean a un cementerio central. A los lados de la iglesia están los claustros menores, creado por arcos carpaneles entre contrafuertes y cubiertos con bóvedas de crucería estrellada, desde los cuales se accede a las capillas de misa individual y comunitaria además del refectorio (aquí se conservan "Los Siete Sacramentos", pintados hacia 1780-90 por Jean Bardin), sala de capitular y biblioteca. 

  Todo se completa con una torre barroca de 1682 cuyos dos primeros pisos son cuadrados con arcos de medio punto y el tercero es octogonal rematado en chapitel bulboso.

  En cuanto al arte que guarda en él se puede ver la portada rococó de Manuel Ramírez de Arellano (donado de la Cartuja) la cual realizó en 1777 representando la Asunción de María entre San Bruno y San Juan Bautista. Tras ella aparece una iglesia totalmente ornamentada en la que destacan una serie de pinturas murales realizadas por Francisco de Goya en 1774 y que tuvieron que ser restauradas a principios del siglo XX.

  Del resto de su historia se sabe que los cartujos lo habitaron hasta 1809 cuando los franceses lo convirtieron en cuartel. En 1814 regresaron hasta ser enclaustrado en 1836 por la desamortización pasando en ese momento a manos privadas pero los cartujo volvieron en 1903. Pero durante el siglo XX y XXI la comunidad fue menguando por ello los pocos hermanos que quedaban lo abandonaron en 2011 para irse a la cartuja de Porta Coeli, en la valenciana localidad de Serra, y fueron sustituidos en 2012 por miembros de la Comunidad del Chemin Neuf.

  Actualmente sigue en posesión de los Chemin Neuf, conserva un perfecto estado y gracias a su historia y arte está catalogado como Monumento Nacional (16 de febrero de 19834​) y Bien de Interés Cultural.



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