sábado, 17 de junio de 2023

La torre que nombró a Torrelodones

   Las torres defensivas eran algo muy común en los siglos pasados para proteger todo el territorio de los antiguos reyes.

  En la historia de España los ataques contra los territorios de los enemigos fueron una constante, por ello los gobernadores de estos lugares levantaron sistemas defensivos y un ejemplo de ello es la madrileña atalaya de Torrelodones o torre de los Lodones.

  En el año 711 Táriq ibn Ziyad utilizó uno de los pasos del Sistema Central en su avance hacia el norte cuando comenzó su conquista de la Península Ibérica. Es por ello que tiempo después el califato de Qurtuba sabía que había que proteger esta zona para evitar ataques cristianos. Ya en el siglo X (hay fuentes que apuntan al siglo IX, en la época del emirato) es cando en un alto deciden levantar una almenara que vigilara uno de los caminos que iban hacia la Sierra de Guadarrama y darle como nombre torre de los Lodones en honor al lodón, un árbol que era muy abundante en esa zona (hay teorías que realmente dicen que se llamaba torre de los ladrones debido a los forajidos que a veces se escondían en ella). La unión de torre y lodones posteriormente nombraría a Torrelodones.

  Esta atalaya realmente formaba parte de un conjunto de torres defensivas ordenadas por el califa Abderramán III con una doble función, la de protección (cuando una atalaya viera peligro encenderían fuego y con el humo avisarían al resto) y la de organización territorial ya que donde había una de estas torres se suponía que habría labores policiales y fiscales. Además servirían para demostrar el poder califal.

  Ya con la toma de los cristianos de esta zona la atalaya empieza a perder toda su función lo que hace que entre en un gran abandono hasta el siglo XIX cuando ya prácticamente no quedaba nada de ella. Es por ello que en 1929 el dueño de la finca Las Marías pagó su reconstrucción respetando como sería originalmente.

  De esta manera se observa una torre redonda elevada sobre el alto de un cerro granítico y que culmina en un matacán formado por  una sucesión de nueve almenas prismáticas y nueve piramidales con esperontes. A esto se le anexó un cuerpo rectangular rematado por cuatro almenas. De ahí se pasa a un interior muy cambiado ya que hay una cocina de 1928, la antigua escalera de diez peldaños esta vacía y hay una nueva de hierro.

  Actualmente es el monumento más antiguo y emblemático de Torrelodones (incluso sale en su escudo) y presenta un gran estado por lo que está nombrada Bien de interés cultural.




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