Toda población necesita agua para sobrevivir es por ello que se necesitó crear estructuras que la transportaran.
Para que una ciudad prospere lo más importante que necesita es agua para sus habitantes. es por ello que se necesario la creación de estructuras que la llevaran a las localidades que estuvieran alejadas de ella. Muchos son los ejemplos y uno de ellos es el acueducto de la cacereña localidad de Plasencia, también conocido como los Arcos de San Antón debido a una ermita cercana ya desaparecida.
Pese a la creencia de que este acueducto es romano su verdadero origen está en el siglo XVI cuando es levantado por Juan de Flandes para sustituir a una antigua cañería musulmana del siglo XII que estaba fabricada en barro. Esto realmente no se hizo porque estuviera obsoleta sino por la propia picaresca del pueblo ya que en esa época si se rompía algún tramo, lo que suponía que el agua no llegara, se pagaba a quien hallara la fractura, esto hacía que muchas veces los propios vecinos los rompieran y luego avisaran donde estaba partido y así ganarse un dinero. Finalmente Plasencia se cansó de pagar tanto y levantó uno nuevo.
Este nuevo acueducto tomaba el agua de los manantiales de las sierras de Cabezabellosa y El Torno y la llevaba hasta la Fortaleza de Don Luis de Ávila y Zúñiga donde había un deposito del que posteriormente se distribuía hasta las distintas fuentes placentinas. Para ello se construyó con una longitud de 300 metros y una altura máxima de 18 metros sostenidos por anchas pilastras muy sólidas y arcos de medio punto con dovelas regulares.
Con el tiempo su uso fue decayendo y se abandonó pero quien más daño le hizo fue la Guerra Civil ya que sus bombas destruyeron varios arcos, por eso ahora solo quedan cincuenta y cinco en pie.
Actualmente posee un gran estado, en parte también por sus obras de restauración, es por ello que es una gran muestra de arquitectura civil en la ciudad.
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