A veces los niños hacen peticiones raras a sus padres y estos en muchas ocasiones les hacen caso. Normalmente suelen ser peticiones pequeñas pero otras veces son más grandes surgiendo cosas muy curiosas como es el caso del Capricho de Cotrina ubicado en la badajocense localidad de Los Santos de Maimona.
Todo comienza en 1988 cuando la hija pequeña de Francisco González Grajera, un albañil y marmolista que trabajó en Torremegía, Mérida y Vizcaya, le pide una casa de campo pero que fuera distinta las demás. Es ahí cuando desata su imaginación y empieza a construir, de manera autodidacta y ningún estudio en arquitectura, un lugar lleno de color e inspirado tanto en el Modernismo como en los cuentos de hadas. De esta manera surgió un edificio, que recuerda al Capricho de Gaudí en Comillas, y cuyo nombre de Cotrina viene del mote que Francisco tenía cunado trabajaba en Torremegía.
Lo que aquí se ve es un edificio levantado con mampostería de piedra caliza, mortero de cemento y ladrillo todo ello revestido con mosaicos de varios colores. Además posee formas curvas que se rematan con figuras ornamentales. A toda ella la rodeo con construcciones del mismo estilo destacando un estanque con cascada, un taller de mármol o una fuente. De ahí se pasa a un interior completamente creado como vivienda y siguiendo el mismo estilo.
Francisco falleció en septiembre de 2016 por lo que son sus hijos los que están siguiendo esta obra salida de la mente de un hombre que quería satisfacer los deseos de su hija pequeña.
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