Cada 1 de noviembre los cementerios españoles se llenan de gente que acude a ellos para recordar a sus difuntos. La mayoría de ellos son lugares muy simples donde se acumulan tumbas y nichos pero hay otros que se podrían considerar como auténticos museos al aire libre y un ejemplo de ello es el barcelonés cementiri de Poblenou.
Conocido también como Cementerio General de Barcelona, del Este, de Levante o Viejo el origen de este camposanto está a finales del siglo XVIII cuando se decide su construcción para paliar la insalubridad que estaban creando los cadáveres que se amontonaban en las fosas de las parroquias que se situaban en el interior del recinto amurallado. Para tal efecto se eligieron unos terrenos vacíos situados cerca de la playa de la Mar Bella y fue inaugurado por el obispo de Barcelona Josep Climent el año 1775, siendo el primer cementerio extramuros de la ciudad.
En sus inicios era una necrópolis muy sencilla que empezó a acoger los cuerpos que las iglesias ya no podían albergar pero con la llegada de los franceses y la consiguiente Guerra de Independencia sus instalaciones empezaron a llenarse haciendo necesaria una ampliación paro esta no llegó por su saturación sino porque en plena guerra las tropas napoleónicas lo destruyeron. Una vez concluida la guerra se le pide a Antonio Ginesi que haga la obra inaugurándose el nuevo recinto en 1819, siendo bendecido por el obispo Pablo Sichar Ruata el 15 de abril. Este nuevo cementerio se erigió en estilo neoclásico y rápidamente se convirtió en el favorito de los comerciantes y fabricantes adinerados de la ciudad. Pero en 1821 se desata en Barcelona una epidemia de cólera-morbo que causó miles de muertos por lo que el cementerio se llenó enseguida haciendo obligatorias nuevas ampliaciones. La de 1849 realizada por Joan Nolla fue la más importante ya que se centró en la zona de los panteones donde los ricos de las ciudades encargaron ostentosas tumbas adornadas con estatuas creadas por los mejores escultores de la época. En 1888 fue ampliado de nuevo por Leandre Albareda.
Actualmente este cementerio se puede considerar un auténtico museo ya que en él se pueden observar esculturas que son auténticas obras de arte (la más conocida quizá sea la obra llamada el Petó de la Mort, Beso de la muerte, que Jaume Barba realizó en 1930), estatuas que adornan tumbas de personas ilustres de la Ciudad Condal como Mary Santpere (actriz), José Mariano de Cabanes (alcalde de Barcelona) o Xavier Benguerel (escritor).
Actualmente el cementerio, el más antiguo de la ciudad condal, se ha convertido en un lugar de paso obligatorio para todo aquel amante del arte funerario por ello desde 2004 está dentro de la "Ruta de los Cementerios" de Barcelona, la cual pretende mostrar el atractivo monumental y turístico de los cementerios de la localidad.
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