sábado, 25 de noviembre de 2023

El regalo de los Domecq a Jerez

   El siglo XX marcó una nueva tendencia en la arquitectura, un arte novedoso que se puede ver en todas las ciudades.

  Durante los primeros años del siglo XX se crearon una serie de edificios que buscaban engalanar las ciudades con un nuevos estilo. Construcciones que rompen con todo lo anterior y un ejemplo de ello es El Gallo Azul ubicado en la gaditana localidad de Jerez de la Frontera.

  En 1929 se celebró en Sevilla la Exposición Iberoamericana es por ello que muchas ciudades andaluzas, unos años antes, decidieron levantar en ellas edificios que embellecieran sus calles y así atraer a todos los visitantes que irían a la feria. Es en ese contexto cuando la familia Domecq encarga El Gallo Azul a Aníbal González, un arquitecto que comienza las obras en 1927 y las concluye en 1928.

  Lo que se observa aquí es un edificio de ladrillo bastante clásico que encaja dentro del estilo regionalista y neomudéjar pero con la singularidad de que es casi redondo. Su parte baja es una galería abierta creada por columnas jónicas de mármol que sujetan una balconada. Sobre ella aparecen varias ventanas y culmina en un amplia terraza que se remata con un azulejo semicircular rodeado por dos jarras de azucenas. Ya en los años 60 se le añadieron los neones "Fino La Ina" y "Fundador", dos productos de la antigua empresa Pedro Domecq.

  Durante un tiempo este edificio estuvo sin uso pero en 2021 volvió a abrir para albergar un restaurante y un gastrobar. Además desde 2023 está inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, como Bien de Catalogación General.





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