Durante siglos las historias de milagros han surgido por todas las localidades españolas y muchas veces han dado como resultado la creación de templos en su honor. Muchos son los ejemplos de ello y uno es el Santuario de Nuestra Señora de Monserrate ubicado en la turolense localidad de Fórnoles.
Según la tradición en el siglo XII un pastor que andaba por la zona encontró la imagen de una Virgen. Esto hace que la lleve hasta su pueblo par explicar lo sucedido y que se la rindieran honores pero la Virgen no quería estar allí y regresó a su origen, los vecinos la volvieron a trasladar hasta la localidad pero la imagen volvió a marcharse, es ahí cuando la gente se dio cuenta que debían levantar una pequeña ermita. Con el tiempo este lugar se quedó pequeño y viejo por ello se le empiezan añadir nuevos edificios como una iglesia, pero esto no fue lo único que hicieron ya que durante los siglos XVII y XVIII tanto la iglesia como el santuario aumentaron su dimensión con la añadidura de nuevas dependencias (claustro, antigua hospedería y la masía).
De esta manera se puede observar un edificio, hecho con muros de mampostería a veces revocada con mortero de cal y yeso, forjados son de vigas de madera y revoltón de yeso, cubiertas de teja árabe alero de ladrillo y canetes de madera y tabla, con un exterior gótico en el que destaca una espadaña de dos cuerpos, siendo el inferior muy simple ya que solo tiene un óculo que ilumina al interior el coro mientras que el segundo se subdivide en otros dos niveles, el primero bastante sencillo y dividido por cuatro pilastras que sujetan un segundo nivel de tres vanos de medio punto flanqueados por pilastras y coronado con frontón mixtilíneo con pináculos y una veleta. Todo se completa con una portada gótica con cinco arquivoltas apuntadas sujetadas por frisos de capiteles con figuras que representan el nacimiento de Cristo, a la izquierda, y la Crucifixión y Resurrección a la derecha, y un cimborio octogonal abierto mediante óculos.
De ahí se pasa a una iglesia advocada a Santa Mónica la cual es de una única nave de tres tramos de desiguales. El primero es el presbiterio el cual tiene un capilla lateral rectangular, el segundo es donde se sitúa el acceso y el último es rectangular y es donde se halla el coro alto (sujetado por un arco rebajado y se cubre mediante una bóveda de cañón apuntado). Esta zona se completa con una Capilla Mayor cubierta con cúpula semiesférica sobre pechinas.
El antiguo claustro es de planta rectangular y consta de tres naves de dos plantas. La inferior es por abierta doce arcos de medio punto sostenidos sobre pilares de planta cuadrada y que a su vez sujetan una galería de vanos rectangulares con cornisa moldurada en piedra salvo al sur donde hay un gran arco rebajado con reja de forja. Desde aquí se distribuían las viejas dependencias de las que quedan restos como la casa del mediero.
Por último se añadió una hospedería de cuatro cuerpos, de distintos tamaños, y dos planta distribuidas a través de un claustro rectangular. La parte baja consta de soportales formados por arcos de medio punto rebajados y sujetos por pilastras cuadradas de sillería y rematadas por un ábaco moldurado salvo en la zona que toca la iglesia.
El cuerpo norte es distinto ya que tiene forma de casa de labranza aragonesa y tres plantas levantadas en 1621. Nada más acceder a él se halla un patio donde están las cuadras, otras dependencias agrícolas y una escalera con una columna cilíndrica de piedra arenisca que llega hasta el primer piso donde se sitúan la cocina, el salón y las habitaciones.
Actualmente este edificio sigue en uso pero no está en un buen estado ya que presenta zonas hundidas, otras están totalmente en ruinas y tiene graves daños en sus estructuras por lo que necesita una restauración urgente o corre peligro de desaparecer. Aparte de eso es Bien de Interés Cultural desde el 25 de mayo de 1983.
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