Debido al peligro de ataque que tenían las ciudades había que crear entramados defensivos en los cuales las atalayas tenían un papel importantísimo, además muchas de ellas también sirvieron como hogar para su señor y eso es lo que ocurre con la Torre del Pontón ubicada en Linares, una localidad perteneciente al cántabro municipio de Peñarrubia.
Durante la Edad Media la familia Linares, propietaria del señorío ubicado en esta zona, levantó en el siglo XIV una serie de defensas para poder defender todas sus pertenencias en el valle de Peñarrubia ya que era un lugar bastante estratégico para poder incrementar su poder. Para ello levantó unas murallas e instaló tres torres siendo esta la única que aún está en pie (las otras, de las que aún se ven restos, eran la de Piedrahita y la de Verdeja).
Lo que aquí se ve es una torre cuadrada de nueve metros por lado y 14 metros de altura fabricada con sillarejo en sus muros, de unos 80 centímetros, y sillares en las esquinas y vanos y culminada en almenas. En la parte baja es donde se sitúa el acceso, en forma de un arco apuntado, a un interior de cuatro alturas. Abajo estaba el establo, la siguiente planta era un almacén, tras ella aparecía la zona palaciega ya que también servía como vivienda y en la última estaba la zona de vigilancia.
Con el tiempo su función cesó por lo que se estaba deteriorando corriendo un grave peligro de desaparición, al igual que sus hermanas, por ello la Consejería de Cultura del gobierno de Cantabria junto al grupo de acción local Saja-Nansa se propusieron salvarla y así fue ya que la reconstruyeron y le dieron una nueva vida.
Actualmente posee un gran estado y ha abierto sus puertas como museo y un centro de información histórica de la zona. Además se la ha protegido con la categoría de Bien de Interés Cultural.
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