El castillo transformado en faro

   Castillos por todos lados se pueden encontrar ya que eran un buen método para proteger las poblaciones de su alrededor.

  En muchos lugares de España se pueden ver fortalezas que en sus inicios servían para una cosa pero a lo largo de los años cambiaron su función. Existen multitud de ejemplo de ello y uno es el castillo-faro de Santa Ana ubicado en la cántabra localidad de Castro-Urdiales.

  No está del todo claro el origen de esta fortaleza ya que pudo estar ligada a la fundación de Castro pero como tampoco se conoce cuando sucedió eso todo queda en la incógnita. Lo que si se conoce que el castillo actual data de 1163 y que sirvió como fortaleza defensiva como así demuestra su ubicación en lo más alto de una península y muy cerca del mar.

  Se trata de un castillo de planta pentagonal, aunque originalmente pudo ser cuadrada, cuyos muros se levantaron con mampostería. Además en sus esquinas se levantaron torreones cilíndricos que protegían el recinto interior, un salón cubierto por una bóveda de cañón, y una muralla de la que apenas queda un lienzo con sus almenas y merlones originales.

  Desde sus inicios esta castillo junto a la iglesia de Santa María de la Asunción sirvieron para cerrar lo que se conocía como puebla vieja y así defenderse de ataques, de hecho su cercanía al mar hacía fácil una evacuación de la población. Todo el conjunto se completaba con el puente medieval, conocido como romano o viejo, de estilo gótico (tiene un sola arco y sirve para ir hasta la ermita de santa Ana) y la antigua iglesia de San Pedro de la que solo quedan restos.

  Del resto de sus historia se sabe que durante la invasión napoleónica sirvió para que los castreños se refugiaran en él. Una vez acabada la guerra su función cesó por ello se decidió darle otra vida, es ahí cuando se erigió en su interior un faro cuyas obras finalizaron en 1853 (su maquinaria ocupó la capilla y tras la restauración del siglo XX la vivienda del farero fue demolida).

  Actualmente presenta un gran estado, sigue funcionando como faro, es de los pocos castillos que siguen en pie en Cantabria y, junto a la Puebla Vieja, es conjunto histórico-artístico desde 1978.