miércoles, 27 de marzo de 2024

El foso melillense de los ajusticiados

   La defensa de las ciudades era algo primordial por ello había que crear multitud de entramados que la permitieran.

  Desde que Melilla pasó a manos castellanas se vio que era una ciudad en constante peligro por ello hubo que crear un gran entramado defensivo con varios recintos amurallados. Pero esto no fue lo único porque también se construyeron cuarteles y el conocido como Foso de los Carneros.

  Tras la Toma de Melilla de 17 de septiembre de 1497 por parte de Pedro de Estopiñán los nuevo poseedores de la plaza constataron que las defensas eran muy débiles por ello iniciaron la reedificación de la fortificación de Melilla (actual Melilla la Vieja) con el sistema de cava y barrera. Es en ese momento cuando se abre un primer foso, excavado en la roca, que vendría a reforzar la fortaleza. Durante el siglo XVI sus trabajos continuaron pero no sería hasta 1680 y 1682 cuando el gobernador Toscano de Brito, siguiendo el modelo de Octavio Meni, lo reconstruye. Posteriormente, en 1697, se le añaden unas cuevas a modo de casamata que posteriormente transformaron en almacenes. Por último, en el siglo XIX, en su escarpa y contraescarpa se erigieron otras construcciones que se derribaron en la década de 1960.

  En cuanto a su nombre inicialmente se le llamó de la Villa Vieja luego, en el XVII, de la Alafia y en la primera mitad del XVIII de la Mina. Lo de los Carneros viene de que este foso también se utilizó como fosa común para convictos, renegados, suicidas, ajusticiados y enfermos contagiosos.

  Actualmente está seco, se sitúa entre Tercer Recinto Fortificado y el Cuarto Recinto Fortificado de Melilla la Vieja y es un buen lugar para conocer parte de las defensas de la ciudad durante su época de mayor peligro.



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