España es un país en el que se han descrito multitud de milagros. Muchos de ellos tratan sobre favores otorgados por Dios, Cristo, santos o la Virgen y esto último es lo que pasó en la Santa Cueva de Covadonga, ubicada en el asturiano concejo de Cangas de Onís en las estribaciones del Monte Auseva.
Según la tradición en algún momento del siglo VIII don Pelayo estaba persiguiendo a un delincuente que se había resguardado en una gruta. Pelayo entró en ella y se encontró con un ermitaño que estaba rezando ante una talla de la Virgen María. Cuando el rey le vio le dijo que entregara al malhecho pero este asceta le suplicó que le perdonara ya que se había encomendado a María y que algún día él también tendría que refugiarse en la cueva. Y fue cierto porque tiempo después, cuando ya era rey, las tropas de don Pelayo tuvieron que refugiarse de las tropas musulmanas en la cueva, el lugar desde el que luego vencería en la batalla de Covadonga (722). Es aquí donde está la controversia y es que algunos historiadores comentan que realmente la Virgen estaba allí porque la llevaron los propios soldados de Pelayo y que luego se quedó en la gruta. Aparte de esto, las crónicas musulmanas apuntan a que pudieron sobrevivir gracias a la miel que las abejas habían depositado en las grietas en cambio las cristianas achacan la victoria y su supervivencia a la intervención milagrosa de la Virgen.
A partir de la batalla la fama de santidad aumentó es por ello que el rey Alfonso I de Asturias, yerno de Pelayo por su matrimonio con Ermesinda, decidió construir en ella una pequeña capilla de madera en la que se introdujeron tres altares, uno para San Juan Bautista, otro para San Andrés y el más importante acogería la imagen de la ya conocida como la Virgen de Covadonga o la Santina. posteriormente entregó su custodia a los monjes benedictinos.
Esta pequeña iglesia continuó su vida hasta 1777 cuando un incendio la arrasó y destruyendo la talla original de María. En ese momento se hacen reparaciones necesarias y se sustituye la imagen por otra donada por la catedral de Oviedo (esta nueva data del siglo XVI, es de madera policromada y se la representa sosteniendo al Niño y una rosa de oro). Ya a principios del siglo XX es cuando Luis Menéndez-Pidal y Álvarez erige la capilla actual la cual es neorrománica.
En ella además de la Santina se halla el Panteón real de Covadonga donde se guardan las tumbas de don Pelayo y su mujer Gaudiosa, el cuerpo de una hermana de Pelayo, y los restos de los reyes Alfonso I y Ermesinda.
En cuanto a su nombre Covadonga podría venir de Cova de onnica que significaría fuente de la cueva, pero también hay teorías que indican que sería de Cova Dominica (Cueva de la Señora) que habría derivado en Covadominga, luego covadómnica, covadónnica y covadónega hasta llegar a Covadonga.
Actualmente la Cueva conserva un gran estado, sigue acogiendo a multitud de gente que quiere visitar a la Santina y sus alrededores presentan una gran belleza natural.
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