Toda ciudad debe ser defendida por ello de levantaron varias fortalezas que debían acabar con los posibles ataques.
Durante el siglo XIX se sucedieron una serie de conflictos, conocidos como Guerras Carlistas, que pusieron en jaque las defensas de las ciudades. Es por esto que los militares empezaron a crear fortalezas para evitar posibles ataques y una de ellas es la Torre o Fuerte de Salamanca, también conocido como torre del cabezo de Monteagudo, de la zaragozana localidad de Caspe.
En la década de los 70 del siglo XIX se estaba desarrollando la III Guerra Carlista poniendo en peligro todas las ciudades. Una de ellas era Caspe por ello en 1875 el general Manuel de Salamanca Negrete ordena erigir un nuevo fuerte que evitara posible ataque y que también sirviera como lugar de comunicaciones con otros fuertes que se estaban levantando por montes y riscos del Bajo Aragón (se hacía desde la terraza mediante fuego, espejos o banderas).
De esta manera se observa una torre fusilera rectangular muy semejante a las antiguas medievales. Su exterior es profundamente militar por lo que carece de ornamentación, aunque está recorrido por varias aspilleras, aunque sí se le ve cierto intencionalidad artística, esto se debe, sobre todo, a que era época romántica y se quería rememorar en parte a la Edad Media. Así se ve que tiene almenas esquinadas en forma palaciega y unos baluartes curvos con planta de trébol de cuatro hojas. De ahí se pasa a un interior mucho más armonioso y que recuerda bastante a lo palacios de los reyes del medievo.
Con el tiempo su uso defensivo desapareció por lo que hubo que buscarle otra vida y eso pasó en 1986 cuando se ubico en él el Museo de Heráldica. Además, por su belleza e importancia, se le ha declarado Bien de interés cultural.
No hay comentarios:
Publicar un comentario