Antiguamente las ciudades necesitaban de construcciones defensivas que impidieran ataques, pero con el paso del tiempo esta utilidad se perdió por lo que hubo que darles nuevos usos que adaptaran a los nuevos tiempos. Existen una gran cantidad de ejemplo de ello y una es la Torre de Oto, ubicada en Oto un pueblo perteneciente al oscense municipio de Broto.
El origen de esta construcción está a finales del siglo XV o principios del XVI cuando se levanta para servir como atalaya defensiva con la función de vigilar el territorio que actualmente ocupa la entrada del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Lo que aquí se observa es una torre cuadrada de mampostería con sillares en las esquinas que culmina en un tejado a cuatro aguas. Además se recorre por vanos que portan la luz y aspilleras defensivas. Su acceso al interior se hace mediante una puerta abierta en el muro norte (esta es nueva ya que originalmente se hacía por el lado sur donde aún se conserva la puerta) y en él se ven que posee cuatro niveles comunicados por una escalera de madera.
Del resto de su historia se sabe que tras cesar su función se convirtió en cárcel, que a finales del XVIII se integra a la Casa Don Jorge y que ahora su utilidad es muy distinta y es que actualmente acoge una casa rural, de ahí que su interior haya sido modificado totalmente para adaptarse a este nuevo uso. Pero este cambio no ha impedido que se la haya nombrado Bien de Interés Cultural.
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