jueves, 25 de abril de 2024

La Virgen que halló un toro

   Los milagros hacen que se levanten iglesias en los lugares donde han sucedido, multitud de ejemplos dan fe de ello.

  Muchas de las iglesias que se hallan en lugares algo alejados de las ciudades tienen su origen en milagros que dicen que sucedieron allí donde se erigieron. Muchos son los ejemplos de ello y uno es la ermita o santuario de Nuestra Señora de Muskilda situada a pocos kilómetros de la navarra localidad de Ochagavía, dentro del valle de Salazar.

  Según la tradición en algún momento del siglo XII un pastor que llevaba a su rebaño a pastar vio como uno de sus toros se paraba y empezaba a rascar el suelo justo al lado de un roble. Sorprendido por esta actitud se encaminó hacia el bovino y observó que el animal había encontrado la imagen de una Virgen así que decidió recogerla pero en medio del campo tuvo que dejarla porque su rebaño se había dispersado y tuvo que ir a por él. Posteriormente fue a buscar a la Virgen pero esta había desparecido de donde la depositó, es en ese momento cuando su toro vuelve a huir hasta el roble donde volvió a hallar la imagen. Esto fue visto por otro hombre que creyó que el pastor había robado la talla y la estaba escondiendo, por ello lo capturó y lo llevó junto la Virgen a Ochagavía pero a la mañana siguiente ambos habían desparecido, esto fue suficiente para comprender que había que levantar una ermita donde se encontró la Virgen.

  Lo aquí se observa es una ermita románica del siglo XII, se cree que de tiempos del rey Sancho VII de Navarra, aunque con restauraciones de mediados del siglo XVII. Su exterior cuenta con uno muros sobrios con cuatro contrafuertes, a la altura de las divisiones de la nave interior, y dos puertas, una al oeste creada en 1671 y otra la principal mira al sur y es de estilo románico con cuatro arquivoltas sostenidas por pilastras lisas. Se completa con una torre cuadrada con cubierta cónica de tablillas de madera, una construcción conocida como "oholak", y un pilar con una imagen de la Virgen y una inscripción que dice "La villa de Otxagabia hizo hacer este Pilar, año 1654. Jesús María" y en cuyo cuerpo se guardaría el roble original. Además el conjunto presenta una casa para el ermitaño y otra para el capellán, todo rodeado por un murete.

  De ahí se pasa a un interior rectangular con cuatro naves divididas en cuatro tramos. La central se cubre mediante una bóveda de cañón (decorada con pinturas murales) y las laterales con cuarto de bóveda, todas ellas sostenidas por seis gruesas columnas cilíndricas decoradas con besantes o medias bolas y que forman dos arcadas. En su cabecera es donde se sitúa un retablo de 1642 con la talla de la Virgen y el presbiterio, con el Altar Mayor, se separa de la nave mediante una reja del siglo XV.

  En cuanto a la talla, está datada entre los siglos XIV y XV y es de madera tallada policromada y dorada con pan de oro. Se la representa sedente sobre un trono sin respaldo ni brazos, porta corona, sostiene al niño y un libro con la mano izquierda, y la derecha está en actitud de bendecir pero realmente sujeta una flor.

  Actualmente el santuario lo rige el Patronato Mere lego formado por el Ayuntamiento de Ochagavía, el cura, el secretario y lo preside un Mayordomo elegido cada año por los vecinos, mientras que su cuidado depende de una mujer conocida como la Xerora. Además cada año, el 8 de septiembre, cuando se celebran las fiestas del pueblo las gentes acuden a ella bailando música tradicional junto a los ocho danzantes de Ochagavía, dirigidos por el "bobo", un personaje vestido a modo de arlequín. 




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