sábado, 29 de junio de 2024

La fuente que viajó por todo Madrid

   Una ciudad no solo tiene edificios, también se engalana con ornamentos como las fuentes que además también suministraban agua.

  En las ciudades no solo se pueden encontrar grandes edificaciones también hay pequeñas construcciones como las fuentes que además de engalanar servían para suministro de agua y un ejemplo de ello es la fuente de la Fama ubicada en Madrid.

  En 1732 Felipe V ordenó la construcción de una nueva fuente con una doble función ya que quería embellecer una plaza además de mejorar el abastecimiento de agua. Para ello contó con Pedro de Ribera para su diseño y con el cantero Pedro de la Piedra para su ejecución.

  Terminadas las obras se vio una fuente churrigueresca en forma de espiral. La base es un pilón semejante a un trébol de cuatro hojas sobre el que se ubican cuatro delfines mitológicos quienes son los encargados de echar el agua. Sobre ellos aparece una pilastra decorada con hornacinas con floreros y las estatuas de cuatro niños que sujetan conchas invertidas. Todo culmina por una victoria alada preparada para escapar, como símbolo de que la fama es efímera. Realmente todo el conjunto es una alegoría barroca del "Carpe diem carpe horam" (aprovecha los días, aprovecha las horas).

  Su construcción supuso para Madrid un aumento de impuestos por ello, durante su inauguración en mayo de 1732, el pueblo colocó cerca de ella un cartel que decía "Deo volente, rege survente et populo contribuyente" (Dios lo quiso, el rey lo sugirió y el pueblo lo pagó).

  Su primer destino fue el barrio de Las Peñuelasla hasta que poco después se traslada a la actual plaza de Antón Martín (de ahí que también reciba ese nombre), allí estuvo hasta 1880 cuando se desmonta y se almacena. Por suerte en 1911 se decide recuperarla pero esta vez para ubicarla en el parque del Oeste, pero su último viaje lo hizo en 1941.

  Actualmente se encuentra en la plaza de Pedro de Ribera, junto al Museo de Historia de Madrid (este edificio es el antiguo Real Hospicio de San Fernando y también es obra de Pedro de Ribera. Hace tiempo conté su historia).



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