sábado, 20 de julio de 2024

El castillo que desmontaron los monjes

  En los pueblos también se pueden hallar construcciones monumentales con muchos siglos de vida a sus espaldas.

  Cuando un noble se hacía con la posesión de un lugar solía levantarse casas allí paras alojarse cuando iba. Muchos son loss ejemplos de ello y uno es la Torre-fuerte o castillo de la riojana localidad de Anguciana.

  A finales del siglo XIV Enrique III de Castilla le otorgó a Juan Alfonso de Salcedo el señorio de Anguciana por los servicios que le había prestado. Una vez instalado pidió al monarca edificar una casa y torre fuerte en la localidad o su término, este aceptó por lo que comenzó las obras en 1397.

  Ya en 1444 la localidad pasa a manos de su nieto, quien poco despues compró un tercio del castillo para instalar en él el mayorazgo que Juan II le dio en 1447. Así se convirtió en residencia de los Alonso de Salcedo hasta que pasa a manos de Blanco de Salcedo quien se la lega a su hija María del Pilar.

  Ya en 1920 una comunidad religiosa franciscana se instaló en ella haciendo profundos cambios en su fisonomía ya que tiraron la casa palacio, levantaron la segunda fila de almenas y la espadaña de las campanas, y cambiaron el interior para ser su vivienda. Además erigieron una chimenea.

   Es por esto que ahora se ve una torre gótica de planta rectangular creada con una planta baja, cinco alturas y una terraza con matacán corrido y almenado. La puerta de acceso está al este, las ventanas apuntadas son neogóticas del XIX. De su época original solo queda una aspillera en la planta baja del muro norte y dos en las almenas del este, y troneras en la zona superior.

  Tras los monjes pasó por varias manos que fueron cambiando su interior para adecuarlo como hogares particulares.

  Actualmente presenta un relativo buen estado, sigue en manos privadas, por lo que no es vistable, y es Bien de Interés Cultural.



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