Muchos de los edificios antiguos han sucumbido al paso inexorable del tiempo pero otros, los cuales han estado a punto de desaparecer, se han salvado gracias a las rehabilitaciones que se hann hecho en ellos y un ejemplo de esto es la iglesia de la Purificación sittuada en Vesolla, una localidad perteneciente al navarro municipio de Ibargoiti.
No se sabe con seguridad el año de construcción de este templo pero sí que en 1093 Aznar López de Vesolla, dueño del valle, donó la iglesia y todas sus tierras al monasterio de Leyre. Ya a principios del siglo XII el obispado de Pamplona exigió la propiedad de la iglesia al monasterio pero este se negó, comenzando así un litigio que finalmente gana el cenobio. Gracias a esto pudieron mantener el templo hasta el siglo XV cuando lo recupera la nobleza.
Se trata de una iglesia románica cuyo exterior es bastante sobrio menos su portada en la que se puede ver una doble arquivolta decorada con baquetones que se sujetan sobre columnas cuyos capiteles se ornamentan con relieves con cabezas humanas, círculos imitando ruedas, animales y roleos. Sobre ellas aparece un guardapolvo de grandes puntas de diamante. Todo se complea con un tímpano, apoyado sobre ménsulas con bolas, donde hay un protocrismón trinitario ue aún conserva parte de su pinturas original.
De ahí se pasa a un interior de una sola nave de dos tramos más la cabecera semicircular. Esta se cubre mediante una bóveda de medio cañón apuntado sobre arcos fajones que se sostiene en columnas con capiteles decorados con roleos, bolas y sencillos arcos, sin embargo, el ábside está cubierto por una bóveda de horno y tiene una ventana axial cegada. Además, este interior se ornamenta con una imposta lisa que nace a la altura del cimarrio y rodea toda la nave, y por pinturas murales hechas tiempo después de su construcción.
A ppesar de ser una joya esta iglesia estuvo mucho tiempo abandonada y con riesgo de desaparecer, de hecho entre 2008 y 2015 estuvo en la Lista Roja de Hispania Nostra, pero varios arreglos hechos en 2014 y 2015 por el Gobierno de Navarra, Institución Príncipe de Viana (Plan de Patrimonio Cultural de Navarra 2013-2016), la salvaron.
Actualmente está en manos privadas y, aunque ha sufrido avatares como una fiesta ilegal realizada en su interior en 2021, conserva un buen estado.
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