La ciudad de Pamplona no solo posee edificios históricos también contiene esculturas que sirven para ornamentar las calles o jardines y un claro ejemplo es la estatua de la Beneficencia o Mari Blanca.
El origen de este elemento está en 1788 cuando Julián San Martín, teniente director de la sección de Escultura de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, la esculpe en piedra para colocarla sobre una fuente diseñadas por Luis Paret y Alcázar. Se trata de una mujer vestida con una toga que en su mano derecha porta un escudo con un sol y con la izquierda toca la cabeza de un niño que sostiene una paloma entre sus manos. A los pies del infante hay una cornucopia de cuyos agujeros brotan frutos. Este niño junto a la paloma es la que le aporta el nombre de la Beneficencia.
Una vez terminada fue ubicada en una fuente que había en la Plaza del Castillo. Allí estuvo hasta 1913 cuando desaparece la fuente y la estatua se traslada a la Plaza de San Francisco. Por último, en 192, se la llevan al jardín de Taconera donde aún está.
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