Desde que Madrid se convirtió en sede de la Corte muchos nobles desearon construirse palacetes en ella. Es por esto que se pueden ver muchos ejemplos de este tipo de edificios, aunque su uso haya cambiado, y uno de ellos es el palacio de los Duques de Pastrana o palacio Gilhou.
En el siglo XIX el financiero francés Louis Guilhou Rives compró unos terrenos pertenecientes a la duquesa de Pastrana para instalar en ellos su residencia además de una tahona y una curtiduría. En 1831 dieron comienzo unas obras que dieron como resultado un edificio de influencia francesa en el que destaca la fachada rectangular. Esst tiene un porche de columnas que da paso a un cuerpo rectangular principal más dos laterales que sobresalen. Todo se completa por cuatro torres y un jardín trapezoidal.
Del resto de su historia, y según Menéndez Pidal, Napoleón se instaló en él cuando estuvo en Madrid. Es por esto que solicitó que no se derribara y se creara en él un museo. Lo consiguió en parte pues no se tiró pero tampoco alberga el museo.
Actualmente forman parte del Complejo Duques de Pastrana, formaado por varios edificios, plazas y jardines, que se utiliza para eventos, ferias, congresos, recepciones institucionales, presentaciones de empresa o bodas. Además desde 1979 es Bien de Interés Cultural.
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