Aparte de erigir grandes palacios donde vivir la nobleza también gustaba de levantarse majestuosas tumbas donde descansar eternamente. Debido a esto se pueden ver grandiosos mausoleos como la Capilla-Panteón de Sobrellano ubicada en la cántabra localidad de Comillas.
El origen de este edificio está en julio de 1878, antes de la creación del palacio, cuando fue encargado por Antonio López y López, I marqués de Comillas, para servir tanto como lugar de culto como túmulo para la familia. El templo fue diseñado por J. Martorell y Montells quie culminó las obras en 1881, pudiéndose consagrar el 28 de agosto, aprovechando una visita de Alfonso XII y la reina María Cristina a Comilla.
En su exterior presenta un estilo basado en el gótico perpendicular inglés y centroeuropeo. De ahí se pasa a un interior cooncebbido como una catedral en pequeño. En él se ve una sola nave cerrada por una galería calada, de base poligonal, que separa el presbiterio del ambulatorio. Esta nave se ensancha por dos ábsides laterales que dan sensación de falso transepto. Posee, además, una girola donde se hallan los mausoleos.
En cuanto a decoración se puede observar un sitial, dos reclinatorios y varios bancos de Antono Gaudí, pinturas de Llorens y Masdeu, las estatuas de la “Plegaria” y la “Resignación” de José Llimona en los sepulcros de Claudio López y López y su mujer Benita Díaz de Quijano, un Cristo yacente del escultor Agapito Vallmitjana sobre la tumba de Claudio López Bru, II Marqués de Comillas, un relieve de Venancio Vallmitjana en los túmulos de Antonio López López, I Marqués de Comillas, y su esposa María Luisa López Bru, el altar de los talleres de Francisco Paula Isaura y Fragas, y vidrieras de Eudald Ramón Amigó.
Tanto la capilla como el palacio forman uno de los conjuntos con más belleza de Cantabria lo que le ha valido ser Bien de Interés Cultural.
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