Muchas de las iglesias que se levantaron hace siglos siguen en pie y con su función intacta pero otras se han ido deteriorando hasta tal punto que solo quedan restos. Cuando esto sucede a veces se le puede dar otra vida y eso pasa con la igrexa de Santa Mariña Dozo ubicado en el pontevedrés municipio de Cambados.
Los inicios de este edificio están en el siglo XV cuando María de Ulloa, señora de Cambados y madre de Alonso III de Fonseca, la ordena levantar para sustituir a una antigua del siglo XII y de estilo románico. Su fecha de construcción alberga dudas ya que hay autores que la stúan en los años 1470-1490 pero otros la retrasan a entre 1502 y 1541, incluso hay una capilla, la de la Encarnación, de 1590 como así lo índica una losa en ella hallada.
Se trata de una iglesia gótica marinera con trazos renacentistas que consta de una sola nave dividida por cuatro arcos transversales románicos. Además tiene cinco capillas laterales, sacristía y capilla mayor. En cuanto a decoración, hay bollos sobre los arcos e iconografías en relieve con escenas bíblicas en las capillas.
Una vez concluida empezó a su culto, el cual perduró hasta 1838. Ese año se decidió su traslado a la iglesia del convento de San Francisco, extinguido en 1835, ya que el edificio amenazaba con derruirse. Ahí se intentó su restauración pero fue imposible. Es ahí cuando comienza su nueva vida ya bajo sus restos se instauró el cementerio parroquial, un camposanto que el escritor gallego Alvaro Cunqueiro describió como "el cementerio más melancólico del mundo".
Actualmente sus restos son Monumento Nacional desde 1943, han sido elegidos como el tercer monumento funerario más importante de España y está incluido en la Asociación de Cementerios Significativos de Europa (ASCE). Y, como curiosidad, en esta iglesia solo se realiza una misa al año, en el Día de los Difuntos.
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