Tarragona es una de las ciudades españolas con más monumentos romanos debido a su gran pasado. Muchas son las construcciones que han llegado a nuestros días y la más antigua es la muralla, además es la edificación arquitectónica romana más vetusta de todas las que se conservan fuera de Italia.
Cuando Roma llegó a Hispania empezó a fundar una serie de ciudades, es en este contexto cuando crea la Colonia Iulia Urbs Triumphalis Tarraco, siendo nombrada por primera en el 218 a. C. Por ese tiempo se estaba desarrollando la segunda guerra púnica por ello era importante proteger las ciudades y la muralla era la defensa más importante, así a finales del siglo III a. C. se erigió y se amplió en el II a. C. de esa época son las tres torres originales: la de l'Arquebisbe, la del Cabiscol y la de Minerva.
Entre el 217 y el 197 a. C. a la muralla se le añadieron un frontal de piedra de 6 metros y unos 4,5 metros de grosor más las torres, así llegó a tener unos 4 km, de los que ahora conserva 1 más una puerta adovelada original.
Tras la caída de Roma y las invasiones germánicas Tarraco empezó a decaer y durante su dominio musulmán sufrió un despoblamiento paulatino. Ya en el siglo XII Tarragona cae en manos de Ramón Berenguer IV quien repara y reutilizala muralla. Posteriormente, en época moderna y contemporánea, fue modificada, sobre todo en la ocupación napoleónica.
Actualmente presenta un buen estado, desde el siglo XIX es de propiedad pública y forma parte del conjunto Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: "Conjunto arqueológico de Tarraco".
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